Dos décadas de enseñanza bilingüe, resultados… regulares
En 2004 se implementó en España, empezando en la Comunidad de Madrid, el primer programa bilingüe de estudios. Se cumplen por lo tanto veinte años del lanzamiento de esta iniciativa que proponía revolucionar las competencias lingüísticas en segundo idioma de los estudiantes españoles. Hoy, ya con perspectiva, podemos mirar atrás y analizar resultados.
Es el momento idóneo para ello también porque acaba de publicarse, en octubre de 2024, la Evaluación Nacional de la Enseñanza Bilingüe en España. Es un informe de la Asociación Enseñanza Bilingüe que pretende evaluar las competencias discursivas en el ámbito académico del alumnado de diferentes comunidades autónomas españolas.
Desde nuestra posición como agencia especializada en estancias de estudios en el extranjero, la adquisición de competencias lingüísticas en segundo idioma (en inglés, particularmente) es uno de los elementos clave en la formación del alumnado, dado que de esas competencias dependerá buena parte de su futuro desarrollo en el terreno no solo educativo o profesional, sino también personal.
Análisis de resultados, pocos e irregulares
Lo primero que debemos tener en cuenta es la escasez de estudios sistemáticos y significativos con que contamos a fecha de hoy. Sin ánimo de ponernos tiquismiquis, lo cierto es que los estudios que existen adolecen de diversos problemas: los universos muestrales son pequeños, los términos de referencia son vagos, los análisis no facilitan comparaciones sistemáticas, faltan datos o estos son sesgados, etc.
Debido a esto, los resultados resultan poco concluyentes, y a veces incluso contradictorios. Por todo ello, debemos andar con pies de plomo en cuanto a las conclusiones que saquemos. La perspectiva general, que no ha variado en los últimos años, es que las diferencias no son demasiado grandes, ya estemos comparando enseñanzas bilingüe y monolingüe, pública o privada, competencias lingüísticas u otras.
Si tenemos que resumir esa evaluación a modo de titular en un solo párrafo, vendría a ser que los estudiantes españoles de enseñanza bilingüe obtienen un notable… Y los de enseñanza no bilingüe, también; que en 4º de la ESO, todos rondan un nivel B1/B2; y que las variaciones son significativas tal vez a nivel estadístico, en la práctica, no tanto.
El panorama general: los estudiantes de secundaria sacan notable
Si conoces aquel dicho de “cada uno habla de la feria según le va en ella”, tienes una buena referencia para comprender la cosa. Lo que para unos es un verdadero problema, para otros son claros avances hacia el dominio de una segunda lengua. En general, según el estudio de la AEB citado arriba, los números nos dicen que los estudiantes de secundaria sacarían un notable.
Un notable… ¿En qué, respecto a qué? Intentemos precisar un poco más, apoyándonos también el informe más completo hasta la fecha (aunque algo anticuado ya), el de la Comunidad de Madrid de 2018:
- Los resultados del alumnado de centros con enseñanza bilingüe suelen ser mejores en inglés y levemente mejores en lengua española.
- Los resultados de los centros públicos son peores en primaria y mejores en secundaria, aunque hay grandes variaciones regionales (y resultados contradictorios).
- En las notas de EvAU o PAU, los resultados no son concluyentes; los estudiantes bilingües (Madrid, 2018) son mejores en idiomas entre 2 y 5 décimas, y peores en matemáticas unas 2 décimas.
- Las comparaciones con estudios internacionales como PIRLS, TIMSS o PISA (Madrid, 2018) arroja resultados positivos muy moderados.
Cortesía: pexels.com/
Diferencias (poco) significativas
Un primer análisis a vuelapluma llevaría a un leve encogimiento de hombros y a decir, “pues no era para tanto”. Que unos alumnos saquen mejores notas que otros entra dentro de la norma. Que los recursos de la pública y las calificaciones de la privada son mejores tampoco es sorpresa. Que salgan de secundaria con un B1 o un B2 raspado tampoco es para tirar cohetes.
Las comparativas regionales, que también las hay (son el punto fuerte del informe EAB) no nos parecen relevantes; ni las familias van a cambiar de comunidad autónoma por este hecho, ni permite evaluar las capacidades de los estudiantes en lengua extranjera en un contexto real (solo alimentar rivalidades de vecindad).
Sí tiene su importancia un sesgo que se ha achacado habitualmente a la enseñanza bilingüe, a saber, que favorece a los grupos socioeconómicos más acomodados y a los alumnos más aventajados. En una clase en inglés, quien sabe más inglés tiene más papeletas para desempeñarse mejor; y saben más inglés los alumnos con mejor nivel socioeconómico. Esto último merece una reflexión algo más larga.
No es el nivel socioeconómico, ¡es la inmersión lingüística!
¿El hecho de disfrutar un mejor nivel socioeconómico nos hace más competentes en inglés? No. Es el hecho de que para las familias con más recursos es más fácil invertir en la educación de sus hijos. Así, simplificando, su mejor nivel de inglés no se debe a que sean más listos, sino a que han aprendido inglés por otro lado.
Simplificando un poco menos, hay que señalar también que en las familias con menor capacidad socioeconómica las dificultades materiales (y no solo materiales) suelen ser mayores; pero en general, las familias que se esfuerzan en dar una buena educación a sus hijos obtienen sus resultados, independientemente de su nivel socioeconómico. Eso explicaría los buenos resultados de la educación pública, bilingüe o no.
Pero la cuestión clave sigue siendo la siguiente paradoja: para obtener buenos resultados en un sistema de enseñanza bilingüe, hay que saber inglés. Lo que nos lleva, cual pescadilla de esas que se muerden la cola, al punto de partida: la forma más efectiva de que nuestros hijos aprendan inglés no es tanto un programa bilingüe como las experiencias de inmersión lingüística en contextos reales.
Aprende inglés viviendo en inglés
El bilingüismo no sale de las aulas, sale de la realidad que nos rodea; si quieres realizar un curso académico en inglés, consúltanos, ¡podemos ayudarte!