Momento campfire: Norteamérica en estado puro
Desde las más bucólicas ilustraciones de la literatura juvenil a las más espeluznantes escenas del cine de terror, hay un elemento que no suele fallar: el fuego de campamento. En torno a la hoguera se reúnen los sueños y los miedos de los norteamericanos; si vas a estudiar un año en Estados Unidos o Canadá, tienes que vivirlo para entenderlo.
Junto con el cheerleading y el baile de graduación, pocas cosas representan mejor la forma de ser y la cultura adolescente norteamericana (tanto estadounidense como canadiense) que el “concepto campfire”. Es muy probable que durante tu estancia de estudios en USA o Canadá tengas oportunidad de experimentarlo en primera persona: ¡no dejes de hacerlo!
Pero para entender bien por qué esto del campamento y el fuego les gusta tanto como parece y de qué va la cosa, y aparte de empaparte a base de series, pelis y libros, nada como leer esta entrada en la que te explicamos los orígenes profundos del fenómeno, las cosas más típicas del campfire, los valores subyacentes y cómo participar en la experiencia.
El espíritu salvaje de América
En realidad, cuando hablamos de una experiencia campfire estamos hablando, en cierta manera, de ir de acampada. Pero para nada estamos pensando en el camping al que estamos habituados en Europa, ni a los parques de caravanas como en el que vivía Earl Hickey; hablamos de una acampada de uno o varios días en plena naturaleza.
Hay que empezar recordando la historia y la geografía de Canadá y Estados Unidos para entender por qué esto forma parte del ADN cultural norteamericano. En esta parte del mundo, y en especial para los pioneros que iban avanzando hacia los enormes espacios del Oeste (contra y con los nativos americanos), las tierras salvajes se convirtieron en un hogar.
Incluso hoy en día, el wilderness (pero el de verdad) está a menos de una hora de camino de buena parte de los hogares norteamericanos; es una especie de “patio trasero” para numerosas comunidades, desde los Apalaches a las Rocosas, desde las grandes praderas a las badlands desérticas. Para muchas familias, un fin de semana de campamento es más recrear la vida cotidiana de sus bisabuelos que una actividad de ocio.
Las cosas típicas que se hacen de campamento
Como suele pasar con esas cosas “de americanos” que vemos en las películas, el trasfondo en el que se apoyan suele ser rigurosamente verídico. Sí, es perfectamente habitual irse con la pick-up o la Winnebago por carreteras secundarias de líneas amarillas y pistas de tierra hasta un paraje idílico entre los pinos, montar unas cuantas tiendas y:
- Recoger leña para hacer la hoguera (en un buen círculo de piedras, como debe ser).
- Reconocer el terreno, buscar rastros o avistar animales.
- Entrenar actividades de supervivencia; nudos, refugios, hierbas, esas cosas.
- Practicar diversas artes de pesca, caza o recolección.
- Preparar una barbacoa, (pero sin fiarlo todo a lo que se pesque, cace o recolecte).
- Jugar juegos… precisamente, juegos de campamento tipo estos.
- Tocar la guitarra, rollo folk, grunge o kumbayá, según la audiencia.
- Atiborrarse a malvaviscos, s’more y plátanos con chocolate.
- Arroparse con mantas y disfrutar de las estrellas.
- Contar historias de terror, sure!
- Asustarse con cualquier ruido nocturno desconocido.
- Dormir mal la primera noche, de maravilla la segunda y siguientes.
Los valores que hay detrás
Es evidente que la pasión que sienten los norteamericanos por irse de campamento va más allá de asar malvaviscos y dar uso (al menos por una vez) a esos innumerables gadgets y parafernalia de outdoor gear que han comprado en Walmart. Detrás (muy muy muy detrás, a veces) hay una serie de valores muy conectados con la mejor versión de su mentalidad tradicional.
En primer lugar está la independencia. Es esa noción de que una persona, para ser realmente libre, debe ser capaz de sobrevivir por su cuenta en un entorno salvaje, procurarse sustento, seguridad e incluso cierta comodidad y prosperidad. El norteamericano medio, por lejos que esté de ser un pionero, recupera un poco ese espíritu cuando se va de campfire.
En segundo lugar y en relación directa con lo anterior está el afán de superación. Eso de llegar al medio de las tierras salvajes y montarte una cabaña de troncos y un ahumadero de salmón para pasar el invierno es el verdadero sueño americano (el anterior a forrarte de pasta a cualquier precio, eso vino después).
En tercer lugar, y también conectado (aunque no lo parezca) esta la noción de compañerismo, de “hermandad” frente a las dificultades que plantea la Naturaleza. Sólo así se entiende la proliferación de organizaciones juveniles escultistas en las que las actividades colectivas y colaborativas de aprendizaje mutuo y comprensión del medio natural son el objetivo.
¿Cómo vivir una experiencia de acampada libre durante tu año de secundaria en EE.UU o Canadá?
No vamos a liarnos demasiado precisando los tipos de camping que se pueden hacer en Canadá y Estados Unidos ni su nivel de “libertad” (dispersed/rough); ni las distintas áreas en las que se puede acampar, ni las condiciones, ni los matices entre campground y campsite, BLM land (EE. UU.) y crownland (Canadá), o nociones tan idiosincráticas como “the bush” para los canadienses o “freedom to roam” para los estadounidenses.
No vamos a precisarlo porque no te hará demasiada falta organizarte por tu cuenta. Muchas high schools organizan acampadas directamente (en especial para estudiantes internacionales); hay actividades deportivas de exterior y/o aventura muy relacionados con ello, como supervivencia, senderismo o similares; y no es raro que exista un club específico dedicado a ello.
Otra graaan opción, seguramente la mejor, es ir de acampada con tu host family. Si te atrae a idea no dejes de proponérselo, porque lo más probable es que conozcan un par o tres de buenos emplazamientos en la región y estén más que entusiasmado con la idea de pasar una noche o un fin de semana disfrutando a tope de la naturaleza en familia.
Con ganas de ir into the wild?
Esta podría ser la parte más salvaje de tu experiencia estudiando un curso escolar en Canadá o Estados Unidos… ¡Y solo es una parte de la aventura!