Estudiar en el extranjero: un curso acelerado (y real) de educación financiera temprana 🫰💰

gestión financiera estudiante

Cuando pensamos en una estancia de estudios en el extranjero, lo primero que nos viene a la cabeza es mejorar el inglés, conocer nuevos amigos, y un montón de experiencias inolvidables. Correcto. Pero además hay un beneficio extra del que se habla poco: es un auténtico curso de educación financiera para los estudiantes.

Vivir fuera y “por tu cuenta” (más o menos) implica gestionar dinero, tomar decisiones sobre gastos y aprender a priorizar. Cualquiera que lleve una vida económicamente independiente sabe que tener unas nociones claras de educación financiera nos ayuda a tomar decisiones más acertadas sobre lo que hacemos con nuestro dinero. Y cuanto antes aprendamos, mejor.

Así que sí, esa estancia en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Irlanda o Francia es mucho más que recibir clases de secundaria en otro idioma y conocer gente de todo el mundo: es también una master class de vida, en este caso de vida financiera. En este artículo te desgranamos los detalles, ejemplo práctico incluido.

Aprender a gestionar un presupuesto (sin dramas ni sobresaltos)

Uno de los grandes retos (y aprendizajes) de eso de hacerse mayores es aprender a administrar nuestro dinero con un presupuesto propio. O sea, que nadie te diga qué tienes que hacer con el dinero o cómo gastártelo, sino que aprendas por ti mismo a gastar de forma responsable para que no te falte.

Desde la perspectiva de los estudiantes de secundaria que hacen una estancia de estudios fuera, de repente hay que pensar en cómo repartir el dinero entre transporte, ocio, compras personales y pequeños imprevistos… Y eso es bueno. No, no se trata de dejarles “a su suerte”, sino de acompañarlos en una primera experiencia práctica real básica de autogestión financiera.

Hablamos, básicamente, de establecer y cumplir un presupuesto: acordar una cantidad razonable, dividirla en partidas y esperar que a fin de mes quede algo. Pero de ninguna manera es un salto sin red… Hoy casi cualquier banco tiene una app para monitorizar (sin agobiar) y enviar fondos en caso de necesidad. Te lo recomendamos.

El valor del dinero: dólares, libras y lecciones para toda la vida

Lo primero que aprendemos cuando empezamos a ser económicamente independientes es o que cuesta ganar el dinero. Cuando lo hacemos en otro país, además aprendemos a “trabajar” en otra moneda y con otros niveles de vida. Manejar dólares o libras y enfrentar precios más caros (o más baratos) de lo que estamos acostumbrados nos ayuda a el valor relativo del dinero.

Cambiar de moneda no es solo un ajuste práctico y un ejercicio matemático; también ayuda a desarrollar una perspectiva más amplia sobre el dinero. Los jóvenes que entienden conceptos básicos de cambio de divisas, pero también de las diferencias del coste de la vida por países, comprenden mejor las dinámicas económicas globales y tienden a ser consumidores más responsables.

Gestionar dinero estudiante

Cortesía:pickpik.com/]

Un experimento real pero controlado de consumo crítico

En plan cotidiano, vivir fuera es también enfrentarse a preguntas como: ¿me compro ese café caro todos los días o ahorro para un concierto? ¿Cómo está al cambio? ¿Pago con tarjeta o en efectivo? La estancia se convierte en un laboratorio de consumo crítico.

Los estudiantes aprenden a priorizar y a diferenciar entre deseos y necesidades. Esto fomenta una toma de decisiones consciente basada en un análisis crítico, una habilidad esencial en la vida adulta. Además, es un buen momento para introducir el hábito del ahorro.

El ejemplo clásico es el de plantear un presupuesto semanal. Puede incluir un porcentaje para ocio, otro para transporte y otro para ahorros, con su balance mensual. ¿Un consejo? Proponerles objetivos pequeños (ahorrar para un viaje con amigos o un “capricho” que desean) para que vean cómo cada dólar cuenta.

Como padres, podemos aprovechar (por ejemplo) para hablar de conceptos como “gasto fijo” y “gasto variable” de forma sencilla y práctica. Así, el viaje de estudios no solo es un viaje físico, sino también un recorrido hacia la madurez financiera. De esta manera desarrollan y consolidan una competencia que les acompañará toda la vida.

Padres tranquilos: cómo acompañarles en su educación financiera

Llegamos al peliagudo momento de la búsqueda de equilibrio entre acompañar y controlar…

Dar autonomía no significa desaparecer del mapa. Como padres podemos acompañar el proceso estableciendo límites claros, revisando juntos el presupuesto mensual y enseñando a usar herramientas digitales de gestión financiera.

El objetivo no es vigilar cada gasto, sino dar confianza para que tomen decisiones inteligentes. Revisar periódicamente cómo van con su presupuesto puede ser un momento para reforzar aprendizajes y resolver dudas.

Y recuerda: cada error es también una oportunidad de aprendizaje. Si un mes se quedan sin presupuesto antes de tiempo, mejor que ocurra ahora (y con vuestro apoyo) que cuando vivan solos en la universidad…

Jaimito en Vancouver: un ejemplo real (bueno, casi) de educación financiera

Aquí tenemos a Manolito, de Madrid, 16 años, que se embarca en un curso escolar en Vancouver, Canadá. Sus padres acuerdan con él un presupuesto mensual de 500 dólares canadienses (unos 300 €) para gastos personales: transporte, salidas con amigos, algún capricho y ahorros para viajes de fin de semana.

El primer mes, la emoción le pasa factura: cafés de 5 CAD cada mañana camino del instituto, dos sudaderas de marca “porque hacía frío” y varios viajes en Uber cuando la lluvia le quitaba las ganas de andar. Resultado: a mitad de mes, el saldo en su tarjeta era de… 37 CAD. Un pequeño susto.

Con la ayuda de sus padres (y un par de llamadas por videoconferencia), Manolito revisa sus gastos y establece un plan: limitarse a dos cafés a la semana, comprar un abono de transporte mensual (más barato que pagar viajes sueltos) y fijar un tope semanal para ocio. Incluso crea una lista de necesidades y caprichos en su móvil para no caer en compras impulsivas.

Al segundo mes, la cosa cambia. No solo llega con saldo a final de mes, sino que consigue ahorrar 50 CAD para una expedición a Granville con sus amigos. Está orgulloso, y sus padres también: ¡está aprendiendo a gestionar su dinero de verdad!

Moraleja: mejor que Manolito aprenda estas lecciones a los 16 y no a los 26, ¿no crees?

🎒💳 ¿Listos para aprender inglés… y finanzas?

¡Descubre cómo una estancia con iEduex puede cambiar tu futuro!