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Yardas, onzas y galones: hablar en inglés y medir en inglés

Cuando aprendemos otro idioma también estamos aprendiendo otra cultura. Y eso abre una enorme puerta a la diversidad en todos los sentidos, para terminar dándonos cuenta de que una lengua extranjera no es solo un código distinto para comunicarse, sino otra forma de entender el mundo. Y de medirlo.

Y es que una de las primeras cosas que te llama la atención (y te da algunos quebraderos de cabeza) cuando estudias secundaria o bachillerato en el mundo anglosajón no es que hablen en inglés, sino que miden de otra manera. Es el famoso sistema anglosajón de unidades; o sistema imperial en Reino Unido, ni para el nombre se ponen de acuerdo… Por si no bastaba con lo de conducir por la izquierda…

Por eso hemos querido dedicar esta entrada de nuestro blog a esas peculiares medidas con las que tendrás que familiarizarte si estudias inglés en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido o Irlanda. Despídete de los metros, kilos, litros y demás medidas lógicas, que nos vamos a ver medidas, pesos, capacidades y hasta monedas muy anglosajonas.

Pero… ¿Vamos a ver TODAS las medidas anglosajonas?

No, que no estamos locos. La diversidad es apabullante. Los sistemas anglosajones de medidas vienen de varias tradiciones, cambian en cada país, y con frecuencia hay varias medidas con el mismo nombre incluso dentro del mismo país. Esto era lo más común en todo el mundo hasta la implantación del sistema métrico; ¿te suenan las arrobas, las varas o los cántaros?

El sistema métrico también se ha asentado en Irlanda, Reino Unido, Canadá y Estados Unidos hasta cierto punto, pero las referencias en la vida cotidiana a los sistemas anglosajones siguen totalmente vigentes, y en muchos casos son los oficiales. Así que vamos a ponernos en tu piel como estudiante que llega a uno de estos destinos; ¿qué medidas vas a encontrarte sí o sí?

Estados Unidos: en estado puro

Estados Unidos es hoy por hoy el único país del mundo en el que el sistema anglosajón sigue siendo el oficial. No es que no sepan lo que es un metro, pero les costará mucho realizar conversiones; igual que a ti cuando tengas que hacerlo en sus yardas, galones, libras o acres…

Para medir longitudes los estadounidenses parten de la yarda, que viene siendo poco menos de un metro. Es de lo que hablan en los partidos de fútbol americano, por ejemplo. Como medida pequeña se usa la pulgada (más o menos dos centímetros y medio), y para medidas grandes, la milla (algo más de kilómetro y medio).

Si vas a comprar leche al super te encontrarás con botellas de galón, que son casi cuatro litros; pero si pides una hamburguesa de una libra estarás comiendo casi medio kilo de carne. Y si preguntas por la superficie de un rancho, te la dirán en acres, o sea, 4.000 metros cuadrados (menos de media hectárea).

Reino Unido: donde empezó todo

Curiosamente, el ojo del huracán se convirtió al sistema métrico en 1971… Aunque solo fuese de oficio, porque en el día a día el viejo sistema sigue vivito y coleando. Es un complejo sistema implantado en 1825 y que se extendió por todo el imperio, desde el minúsculo twip (0,0000176389 metros) a la grandiosa milla cuadrada (2.589.988,110336 metros cuadrados).

Así que es común que los británicos se expresen en pies y furlongs de distancia, onzas y long tons de peso, y cuartos y bushels de capacidad. Como sus antiguas colonias americanas; solo que allí las medidas son anteriores a este sistema imperial, y por lo tanto algo distintas. Paradójico que la colonia conserve las medidas originales, ¿no?

Lo de las monedas ya es caso aparte. Desde el año 1971 una libra son cien peniques, vale, pero hasta entonces no; una libra eran 240 peniques (o veinte chelines, que es lo mismo). Y hasta entonces había farthings, sixpences, florins… Hoy, con mucha suerte, todavía puedes encontrarte una corona.

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Canadá: puedo, pero no quiero

El caso de Canadá es el de un país que también quiso cambiar a metros, pero el proyecto (que culminó en 1985) se encontró con fuertes resistencias por parte de la población, y aún a día de hoy lo más normal es que el canadiense medio emplee las mismas referencias para medir, pesar o contar que sus vecinos del sur, aunque conocen perfectamente el sistema métrico.

Así, ese canadiense medio te dirá que mide tantos pies con tantas pulgadas, y que pesa tantas libras con tantas onzas. También es probable que te digan que a 32 grados hace frío y el agua se congela; se refieren a grados Farenheit.

Luego ya es cuestión de costumbres y tradiciones. Las botellas de vino se miden en centilitros, pero las copas en onzas. Es muy común el empaquetado con “tamaño anglosajón” (por ejemplo, una libra de guisantes) pero expresadas en sistema métrico (454 gramos de guisantes).

Irlanda: aquí vale todo

La situación en Irlanda es curiosa. Recientemente convertida al sistema métrico (en 2005), aquí el sistema imperial convivía (o más bien competía) con el sistema irlandés de medidas. Sí, con el suyo propio; mismos nombres, diferentes magnitudes. Un lío.

El caso es que hoy en día podemos encontrar algunos restos de ambos sistemas esparcidos aquí y allá en la realidad cotidiana irlandesa. El caso paradigmático es el de la pinta: 568 mililitros, ni uno más ni uno menos, según dictaba el sistema imperial; los cartones de leche de las escuelas son de 1/3 de pinta.

La mantequilla se vende en libras (454 gramos), pero los caballos de las carreras se pesan en stones (una medida irlandesa: 15 libras, o sea, casi 70 kilos). Las carreteras se miden en kilómetros, pero los ferrocarriles en millas. Curiosamente, nos ayuda a ver que también nosotros estamos algo anglosajonizados: el tamaño de las pantallas se mide en pulgadas…

¿Cómo mides tu experiencia?

Solemos decir que una estancia de estudios en el extranjero es mucho más que aprender inglés. En este caso, es ser capaz de adaptarnos a algo tan sencillo y a la vez tan inesperado como otras formas de medir las cosas. Todo un ejercicio de resiliencia… Y de cálculo.