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Hacia los estudios internacionales de secundaria; perspectivas para 2023

IMAGEN DE PORTADA: Roman Boead en pxhere

Se acaba el año 2022, y con él la confirmación de que el afán de los estudiantes de todo el mundo por cruzar fronteras no tiene límites. En efecto, el fenómeno que ya es todo un clásico en el ámbito de los estudios superiores se instala también como tendencia indiscutible en secundaria y bachillerato.

Esta entrada quiere ser un vistazo rápido (y a grandes rasgos) a lo que está por venir en materia de estudios de secundaria en el extranjero en 2023. Te anticipamos los titulares: los números y los volúmenes en general crecen (más estudiantes, más centros, más programas) y el inglés y los países anglófonos siguen siendo el idioma y los destinos prioritarios.

La consagración de la globalización educativa

La tendencia estaba ahí y era clara, pero entre las muchas cosas que dificultó, frenó o dejó en suspenso la pandemia de covid-19 estuvo la movilidad internacional de los estudiantes. Ahora, con un poco más de perspectiva, podemos confirmar que en la era pospandémica la tendencia se ha recuperado, y con más fuerza que nunca.

Como ya anticipábamos, se está produciendo un repunte fruto de un tal vez inesperado pero siempre beneficioso “efecto última llamada”: el miedo a la pérdida de oportunidades vitales debido a cualquier evento catastrófico imposible de predecir que lleva a nuestros jóvenes a no dejar para mañana lo que puedan hacer hoy.

En un sentido menos existencial y más pragmático, es una cuestión de competitividad. El mercado de trabajo, como el resto, es global. La competencia es feroz y las ventajas comparativas tienen más peso que nunca; la experiencia de vivir parte de nuestra educación en el extranjero aporta competencias personales de gestión práctica y emocional, distintas perspectivas culturales y el dominio de una segunda lengua.

El inglés sigue siendo el king

Es indudable. Pese al crecimiento del español o del chino como segunda lengua o como idioma de uso en el ámbito educativo y profesional, el inglés no deja de ser la lingua franca de nuestros días, con “solo” 400 millones de hablantes nativos pero como segunda lengua de más de mil millones, oficial el casi sesenta países, y no precisamente insignificantes.

Centrando el tiro en educción, esta preeminencia se advierte también, por ejemplo, en los números que arrojan las escuelas internacionales de grado medio del mundo, según el estudio de ISC Research: en 2022 había más de 13.000 de estos centros de secundaria trabajando en lengua inglesa, con aproximadamente 5.8 millones de estudiantes matriculados. Representa un crecimiento de más del 50 % en una década.

Es decir, que el inglés predomina, crece y no tiene pinta de ceder el puesto a ninguna otra como lengua predilecta en estudios, investigación y trabajo. Al contrario, los reductos no anglófonos (fueran geográficos, académicos o profesionales) que podían quedar en el mundo ya no pueden ignorarlo sin morir en el intento.

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Cortesia Flickr

Los destinos preferentes: los que te imaginas

Si bien el perfil de los estudiantes de secundaria y bachillerato que participan en programas internacionales está cambiando (y cambiará todavía más a medio y largo plazo), los destinos preferentes siguen y seguirán siendo los mismos: Estados Unidos, Australia, Canadá, Reino Unido e Irlanda, además de China, Rusia, Alemania y España.

Esto es así por varias razones. Evidentemente está el hecho de que el inglés sea el idioma nativo del país. También hay de por medio una cuestión de prestigio. Y por último, pero para nada menos importante (en todo caso, todo lo contrario), están las cuestiones relativas a la vida cotidiana en cuanto a seguridad, sanidad, transporte y ocio se refiere.

Un valor que pesa mucho para los estudiantes de educación superior pero no tiene tanta importancia para los estudiantes de secundaria y sus familias es la proyección de futuro en el mercado laboral del país de acogida. Lógico, ya que el estudiante de secundaria tiene por delante varios años antes de verse abocado al mercado de trabajo; pero sí se valoran las posibilidades de continuidad de dichos estudios en ese país; la secundaria como “primer escalón”, en ese sentido.

¿Qué significa esto para los estudiantes?

Desde la perspectiva del estudiante, todo esto tiene diferentes significados. Por una parte, supone un mayor desafío, si pensamos que cada día más estudiantes de las cuatro esquinas del mundo se lanzan a vivir la aventura de cursar parte de sus estudios medios en el extranjero. Más competencia por los recursos existentes, en ese sentido.

Pero por otro lado, tanto las instituciones públicas como las entidades privadas del ámbito de los estudios internacionales están creciendo. En ese sentido, la oferta de programas, la disponibilidad de becas y la existencia de plazas es cada vez mayor. Y otro punto positivo: conforme el camino se trilla, más fácil resulta andarlo para los que vienen detrás. Visto así, por lo tanto, lo tenemos cada día más fácil.

Resumiendo, los estudiantes de secundaria que se lancen a la aventura internacional en los próximos años encontrarán a su alcance muchas más opciones que antes, y las seguridades serán mayores; pero al mismo tiempo estarán compitiendo por los recursos con otros estudiantes en un mercado de rango mundial. Así que tocará espabilarse.

Con los ojos puestos en 2024…

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