Unas Navidades fuera de casa aprendiendo inglés: ¡aprovéchalas!
Si algo tiene un año escolar en el extranjero son vivencias intensas y momentos que no se olvidan: desde la etapa de los preparativos hasta el reencuentro con la familia en el aeropuerto, pasando por la llegada a la high school de destino, los primeros sueños en inglés, las pequeñas rutinas cotidianas, los paisajes desconocidos, los nuevos amigos…
Pero sin lugar a dudas, uno de los momentos más intensos son las fiestas navideñas, porque para la gran mayoría de nuestros estudiantes es la primera vez que las pasan lejos de casa. Y es lo más frecuente, porque la mayoría de las estancias de estudios en el extranjero son continuas (o sea, sin volver a casa por Navidad, precisamente).
En fechas tan señaladas como estas es lo más normal del mundo recordar intensamente a nuestras familias, nuestros amigos, nuestro entorno de siempre… Y también es bueno hablar de lo que se siente al vivir unas Navidades lejos de casa, sobre cómo encararlas y… ¡cómo hacer de ello una experiencia positiva y enriquecedora!
¿Por qué en las estancias de estudios no se hace parón navideño?
Así es, en la gran mayoría de los programas de estudios en el extranjero de larga duración (o sea, de un curso académico completo) no se contempla la posibilidad de que el estudiante viaje a su lugar de origen durante las vacaciones de Navidad (lo que en contexto anglosajón suelen llamar Christmas break). Esto es especialmente cierto en los destinos transatlánticos, como Estados Unidos y Canadá.
Y es precisamente por eso, porque sería un parón poco acorde con el espíritu de la estancia de estudios, que no es otro que vivir una experiencia lingüística y cultural inmersivas. En este sentido, es importante que no se “parta” la estancia, porque en cierta manera se limita la experiencia, que en realidad y como ya sabes va mucho más allá de aprender inglés.
Además, si hay algo que nos ayuda a conocer una cultura, un país y una comunidad de verdad es su manera de celebrar este tipo de fiestas: las tradiciones, las actividades de ocio, las costumbres sorprendentes… Esas pequeñas o grandes diferencias respecto a lo que conocemos y estamos habituados son todo un aprendizaje. Y no vamos a desaprovecharlo.
¿Y qué se siente?
Y a nivel emocional… Sin duda es una prueba con todas las de la ley. En especial si no hemos vivido antes la experiencia. Así, a botepronto, a muchos de nuestros estudiantes (¡y a sus familias, desde luego!) se les hace un nudo en la garganta solo de pensarlo; y sabemos bien que, llegado el momento de la verdad, a quien a más quien menos se le escapa alguna lagrimilla. Normal.
Así que no te extrañe si a mediados de diciembre te empiezas a sentir especialmente vulnerable emocionalmente hablando; o si notas cierta tensión o cansancio físicos (que puede ser una forma de manifestarlo). Es perfectamente comprensible, y hasta lógico, experimentar sentimientos de nostalgia, desconcierto, soledad… Así que el primer paso es aceptarlo, que ya solo eso alivia bastante.
Además, nadie dice que todo sean emociones negativas, ¡ni mucho menos! Puede parecer contradictorio, pero también es muy frecuente que sintamos cierto entusiasmo, expectación o incluso euforia por descubrir un nuevo horizonte y experimentar vivencias inéditas, y que sintamos una especie de “cambio” dentro de nosotros. Resiliencia, se llama eso.
Cómo encararlo y convertirlo en una experiencia positiva
Primero, el trabajo mental. Cuando llegue el bajón, respira hondo unas cuantas veces y reflexiona con serenidad: pasar las Navidades fuera es una consecuencia de una decisión que hemos tomado (¡una buena decisión!). Además, desdramaticemos: tampoco estamos en otro planeta, y desde que se inventaron las videoconferencias las separaciones ya no son lo que eran…
En todo caso, en estas circunstancias conviene mucho tirar de conductas mentalmente saludables que te ayudarán a verlo todo de otra manera: un poco de ejercicio, un poco de vida social… Y resérvate un ratito al día para estar a tu aire. Tómatelo, además, como lo que es: una oportunidad de oro para desarrollar tu capacidad de adaptación a las nuevas situaciones.
También es el momento de apoyarse en la host family. Ellos entenderán a la perfección que estar lejos de la familia en ciertos momentos puede ser duro, y estarán más que atentos para que te sientas como en tu casa, nunca mejor dicho. Seguro que te tienen preparadas una o dos sorpresas para hacer memorables esas vacaciones de Navidad…
¡Cómo vivir unas Navidades increíbles en el extranjero!
La buena noticia es que está en tu mano hacer que esas Navidades sean LAS Navidades. El camino más corto, seguro, es disfrutar como nunca en tu vida de las experiencias únicas que tienes a tu alcance. La lista de posibilidades es larga; a ver, si no es estudiando inglés un año fuera, cuándo ibas a poder…
- Un fin de semana de esquí y deportes de nieve en las Montañas Rocosas.
- Darte una sesión de patinaje sobre hielo en plena naturaleza en un lago de Canadá.
- Bañarte en la playa (si estás cerca de California, Florida o Texas).
- Pasearte chocolate caliente en mano por el mercado navideño de Galway, Irlanda.
- Maravillarte bajo la siempre increíble iluminación navideña de Londres.
- Asistir en vivo y en directo a la nochevieja más famosa, la de Times Square, NYC.
- Animar al equipo de tu high school en el tradicional partido de Navidad.
- Asistir a la misa del gallo en una de las viejas iglesias de Dublín.
Y, por supuesto, compartir con tu “nueva” familia y tus amigos locales esas cosas que tiene la Navidad, desde los preparativos de la cena hasta las compras de última hora… En fin, todas esas experiencias que forman parte de las Navidades, ¡y todas esas sensaciones que no te esperas porque serán nuevas para ti!
Una Navidad distinta y única
Estas cosas solamente suelen pasar una vez en la vida, ¡así que aprovéchalas al máximo!