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Estudiar un año fuera, garantía de motivación escolar

La falta de motivación en los estudios es, todos los sabemos, uno de los peores lastres que puede acarrear un estudiante, y uno de los que más pueden pesar en su desempeño académico. Cambiar de aires y estudiar un año fuera puede ser el golpe de timón que estamos buscando; su efecto va mucho más allá de la estancia en el extranjero…

Normalmente no es complicado motivar a un estudiante para pasar una temporada estudiando en un país extranjero (que puede oscilar entre una estancia corta de unas pocas semanas y un curso completo); una vez controlados los lógicos nervios ante la incertidumbre, las ganas de aventura, de conocer nuevos entornos y probarse a uno mismo suelen imponerse a todo…

Algunas de las ventajas que implica esta vivencia son evidentes (con el aprendizaje del inglés como el más notorio), pero otras no lo son tanto. La transformación mental que experimentan los estudiantes internacionales tiene varias facetas y una de ellas es la capacidad de automotivación; de ello queremos hablarte hoy.

Estudiando en la naturaleza

Entre la aventura y la preparación

Cuando surge en casa la idea de estudiar un año en USA o en algún otro destino de habla inglesa (como Canadá o Irlanda, otros dos destinos estupendos por distintas razones), el enfoque que le damos a la idea padres e hijos no podría ser más diferente

Estudiar un año fuera es una de esas experiencias que se promocionan solas, sí. Pero mientras los padres estamos pensando en fortalecer el currículum de nuestros hijos, consolidar su dominio del inglés y ayudarles a desarrollar competencias para su futuro, los hijos encuentran el estímulo en el lado más aventurero del asunto: conocer gente nueva, adentrarse “solos” en un entorno desconocido, asomarse a la vida…

Si nos fijamos, encontraremos en esto algunos puntos comunes, especialmente en el desarrollo de competencias y valores más relacionados con el aprendizaje vital que académico; la autonomía sería un buen ejemplo de eso que buscan tanto padres como hijos. Pero uno de los beneficios más contundentes, a la vez que sutiles, es el impacto de una estancia de estudios en el extranjero en la motivación de quien la experimenta.

Las claves de la motivación

La motivación es una cuestión ante todo emocional. En las ganas de aprender (que son innatas en cualquier niño o adolescente) intervienen factores como la curiosidad y la satisfacción, pero también el desafío y perseverancia. Y el único entrenamiento útil para desarrollar el aprendizaje emocional pasa por vivir experiencias en las que este se ponga en práctica.

Es sabido que de poco sirve presionar a un estudiante para motivarlo. Es decir, que por mucho que nos empeñemos, la motivación no puede imponerse “desde fuera”, sino que tiene que ser el propio estudiante el que ha de encontrar dentro de sí mismo la motivación que necesita para plantearse preguntas, esforzarse, mejorar y aprender.

Si unimos estos dos factores (el carácter emocional de la motivación y la imposibilidad de inculcarla a la fuerza), veremos que la única manera de ganar en motivación es vivir situaciones en las que dicha motivación aparezca de una forma natural, podríamos decir; experiencias donde la motivación sea imprescindible.

Motivación

Parece constatado que los estudiantes internacionales desarrollan más y mejor sus capacidades de automotivación, relacionamiento y aprendizaje profundo que los estudiantes que no han pasado por esa especie de rito iniciático. O sea, que cuando vamos a estudiar un año fuera nos vemos empujados a sacar lo mejor de nosotros mismos: nos enfrentamos de forma activa a nuevos desafíos que acarrean nuevas satisfacciones.

Cuando nuestros hijos se enfrentan a este tipo de situaciones en las que el contexto es nuevo para ellos y no están condicionados por su trayectoria anterior están haciendo un ejercicio estupendo para desarrollar su motivación. Un ejercicio que se retroalimenta, además: cuanto mejores resultados nos dé nuestra motivación, más nos motivarán para seguir buscando esos buenos resultados.

Mayor motivación, mejores perspectivas

Como cualquier habilidad que entrenemos, la motivación se queda con nosotros una vez hemos arrancado el mecanismo para ponerla en marcha, sea de forma consciente o no. Esto quiere decir que las capacidades de automotivación que hemos adquirido durante un trimestre en Inglaterra, por ejemplo, no nos dejarán cuando volvamos al continente…

A nadie se le escapan las enormes virtudes que ofrece a un estudiante ser capaz de emplear la herramienta de su motivación no solamente en sus años académicos, sino a lo largo de toda su vida. A la hora de preparar exámenes y cursar estudios universitarios, pero también en la búsqueda de empleo y otras decisiones de la vida adulta, la motivación es una excelente compañía.

Así, puede sonar exagerado decir que una experiencia como estudiante internacional abre un nuevo horizonte de perspectivas para cualquiera; y, sin embargo, no son pocos los testimonios de personas para quienes este tipo de experiencia ha abierto nuevas puertas y ha acabado por cambiar su vida. Pero ojo, ese cambio, aunque no lo parezca, se origina dentro de cada uno, no fuera…

Estudiar un año fuera es mucho más que aprender inglés

Por lo tanto, no importan demasiado las razones que tengamos para hacer una estancia de estudios en el extranjero; lo importante es hacerla. Los resultados irán mucho más allá de mejorar nuestro inglés o hacer amigos para siempre. El enriquecimiento empezará a notarse en cuanto bajemos del avión…